Que ver en Centenera
Ocupando el centro del suave valle del río Matayeguas, en un contexto paisajístico típicamente alcarreño, con breves campos de cereal, y pequeños huertos, mientras las caidas del monte se cubren de olivares, está Centenera en su tranquilidad de siglos.
Antiguo enclave formado en la reconquista, fué aldea de la Tierra y Común de Guadalajara, ciudad de la que dependía en lo jurisdiccional, siendo de realengo en cuanto al señorío. En 1628, el rey Felipe IV vendió la ya declarada Villa a don Carlos de Ibarra, noble vizcaíno que pertenecía al Consejo de Su Majestad, y era gentilhombre de la Cámara del Rey. Fué Capitán General de la Real Armada, Almirante de la Armada de Cantabria, de la Guardia de la carrera de Indias, y Capitán de las naves de Nueva España, destacando en viajes y hazañas diversas en América. Fué por todo éllo nombrado Comendador de Villahermosa, de la Orden de Santiago, recibiendo del Rey el título de vizconde de Centenera, y el señorío añadido de las villas de Taracena, Villaflores (Iriépal) y Valdefuentes (Valdenoches). En 1639 añadió por concesión real el título de marqués de Taracena. Tomó gran cariño a la villa alcarreña, adquiriendo enseguida, en 1629, el derecho de patronato de la capilla mayor de su parroquia, haciendo en la iglesia numerosas reformas, y donando el retablo y otras obras de arte. Fundó don Carlos de Ibarra la "Congregación del Santísimo" en su villa de Centenera, que debía constar de 12 sacerdotes y un recotr, siendo los patronos de la misma el poseedor del mayorazgo de la casa Ibarra, y el prior de San Bartolomé de Lupiana. Entre otras actividades religiosas, disponía la celebración de animadas fiestas populares, con teatro y danzas, en la jornada del Corpus Christie. En su testamento de 1637, dispuso ser sepultado en la capilla mayor de la parroquia de Centenera, en una cripta subterránea que en el centro de élla había mandado construir, trasladando allí los restos de sus padres y antecesores. Murió en 1639, y le sucedió en el señorío y título su hijo don Diego de Ibarra. El primer señor inició también la construcción de su palacio en la villa, así como varias viviendas para los sacerdotes de la Congregación, y una hermosa fuente pública. La villa de Centenera prosiguió en poder de los Ibarra, aunque ya en 1752 pertenecía al marqués de Valdecorzana y de Peñaflor, hasta la abolición de los señoríos en 1812.
La iglesia parroquial de la Asunción es un edificio de la segunda mitad del siglo XVI, mostrando en su exterior una torre coronada de agudo chapitel, y una sencilla construcción a base de sillarejo y sillar en las esquinas. Se reparó y aumentó en el siglo XVII, a instancias del señor de la villa, don Carlos de Ibarra, colocando entonces nueva portada, de severas líneas clasicistas, en la que se lee el nombre del señor de la villa, don Carlos de Ibarra, luciendo una magnífica guarnición de clavos de la época. El autor del diseño de esta portada, evidentemente incompleta, fué el afamado arquitecto madrileño Gaspar de la Peña. La realizó en 1634, y se forma de pilastras almohadilladas y dintel con resaltes del mismo tipo, culminando en gruesa moldura sobre la que ha quedado un pequeño cartel tallado donde se puede leer el nombre del comitente. El interior es de tres naves, más alta la central, separadas por columnas de fuste cilíndrico, liso, con capiteles toscanos. Dichas naves se cubren de sencillas armaduras de madera. La capilla mayor, también rehecha en el primer tercio del siglo XVII, según trazas de Gaspar de la Peña y ejecución del maestro de obras Juan Sanchez, es de planta poligonal y se cubre de bóveda y media cúpula con resaltos de yesería. Cubriendo su fondo existió hasta 1936 un magnífico retablo de tallas y pinturas, encargado por Ibarra al artista madrileño Pedro de la Torre, quien lo dió hecho en 1632. Se acompañaba el retablo de grandes cartelones con escudos y adornos de talla en que se leían biografías y títulos de los familiares del donante. de esa época se conserva todavía un buen zócalo de azulejería rodeando el presbiterio, y un magnífico tenebrario de madera de caoba, que se levanta sobre elegante trípode de fina y cuidadosa talla, con labores de buena taracea, y un escudo de la orden santiaguista en su centro. Es obra muy probablemente diseñada y ejecutada por Pedro de la Torre. También es de admirar en este pueblo, los restos ya muy alterados del palacio que sus señores los Ibarra alzaron en el siglo XVII. Era obra barroca, popular, con profusa utilización del ladrillo y esquinas de sillar. Tenía la típica disposición de las casas señoriales madrileñas del siglo XVII: una crujía principal con torres en los extremos, cerrado el muro norte, y abierto frente a su costado meridional, donde estaría la portada principal blasonada, un patio que servía de recreo y daba perspectiva a la edificación. Su interior no muestra ya nada de interés. Fué su autor el arquitecto cántabro Gaspar de la Peña, autor de numerosas obras de este tipo en Madrid.
Que visitar en Centenera:
- La Alcarria
- Valdenoches
- Aldeanueva de Guadalajara
- Lupiana