Excelente. La casa es maravillosa, los alrededores inmejorables, las opciones de ocio en la zona innumerables…, pero lo mejor es que los anfitriones, Berta y Luis, se encargan de que la estancia parezca un sueño y te ofrecen todo tipo de facilidades para que aproveches al máximo los días y disfrutes de las instalaciones, de la naturaleza y, sobre todo, de sus sabios consejos. Lo mejor del viaje: la leche de vaca “de verdad” y cuando nos dejaron tener una de sus cabras chiquitinas en brazos. No lo olvidaremos nunca…, mil gracias… volveremos!