Todo de lujo, la gente que nos trató fue de p*** madre y encima la zona es preciosa. ¿Única pega? Que no hay tienda y no hay donde pillar hielo para unos cubalibres, pero Kras, el chico del bar, nos lo solucionó y prometió que, cuando volvamos (que lo haremos jaja), nos tendría hielo especialmente para nosotros.
En fin, menos tosta y más mermelada: la casa genial, muy a gusto y nos trataron como marqueses.
En fin, menos tosta y más mermelada: la casa genial, muy a gusto y nos trataron como marqueses.