Nuestra experiencia ya antes de llegar fue maravillosa, tanto por parte de Antonio como de Encarna. Al llegar Juan le puso la guinda. De verdad que como anfitriones son estupendos. Estuvimos en su Luna Azul, jacuzzi para nosotros solos, desayuno, y unas vistas inmejorables! Una pasada donde se respira y rezuma una tranquilidad a expuertas. Volveremos sin duda.