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Que ver en Monfero
La historia del municipio de Monfero es inseparable de la del monasterio cisterciense que lleva su mismo nombre y cuyo origen se remonta por lo menos al siglo X.
Este primitivo cenobio, favorecido por el rey de Galicia Bermudo II, quedó destruido con ocasión de las invasiones normandas. La reconstrucción se llevó a cabo en 1124 por iniciativa del rey gallego Alfonso VII y la participación del algunos nobles caballeros, entre los que se nombran a Alfonso Bermúdez y al conde Pedro Osorio, quienes acabaron abrazando la vida monacal.
El mismo rey Alfonso VII les concedió un coto con no pocos privilegios y beneficios, aunque dependían canónicamente del monasterio de Valverde, en el Bierzo, de donde habían llegado los monjes fundadores. En el documento de la concesión de este coto se cita con estas palabras: «Santa María quae est sita in Monte Fero, quae vulgo dicitur Monsferus» ("Santa María que está situada en Monte Fero, que popularmente dicen Monsferus"), lo que nos da noticia de la antigüedad del nombre del municipio.
A través de Sobrado dos Monxes se impuso la reforma cisterciense en la comunidad de Monfero, en el año 1147. Esto supuso desligarse de la jurisdicción berciana. Los cistercienses se propusieron la construcción del edificio monasterial. Comenzaron por la iglesa románica, que se destruyó en el siglo XVII y de la que apenas quedan restos. Poco a poco el monasterio fue creciendo y ampliando sus dominios, gracias a los privilegios que le fueron concediendo los reyes de Galicia y León. Entre estos privilegios figuraba, el de la independencia jurisdiccional, ya que ninguno de sus súbditos podía ser juzgado más que por el propio abad.
Al llegar la decadencia generalizada de los centros religiosos gallegos en las últimas etapas de la Edad Media, Monfero no se vio libre de la relajación, las rivalidades entre monjes y colonos, la falsa protección de los señores y el desgobierno originado por los abades comendatarios, dos de los cuales murieron asesinados dentro del mismo convento.
En el año 1506, al aplicarse los planes reformistas de los Reyes Católicos, quedó anexionado a la Congregación de Castilla, como otros enclaves gallegos, siendo gobernado desde fuera de Galicia hasta la exclaustración del año 1835. A partir de entonces se utilizó la iglesia como templo parroquial.
En 1882 hubo un intento de restablecer de nuevo una comunidad para evitar el saqueo y destrucción, que cada vez iba en aumento, pero duró poco tiempo y el expolio fue total.
Actualmente el monasterio se encuentra abandonado y en estado de ruina, aunque se intenta su reparación y conservación. La iglesia permanece en mejor estado después de las últimas restauraciones.
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