Más conocida por el "Giraldón"
Todas las iglesias que tenían dinero en la mitad del S.XVIII difícilmente pudieron sustraerse al encanto de unas construcciones de una misma traza. De ahí que muchas veces, tras el oportuno informe de ruina o mal estado de una determinada torre vieja, no hay sino el deseo de renovarla de acuerdo con un planteamiento más monumental. Así, sobre un fuste liso que sirve de base al conjunto, se asienta un cuerpo de sección cuadrada recorrido longitudinalmente por pares de pilastras a cada lado de unas ventanas con moldura mistilínea sobre las que se disponen frontones. Este cuerpo es rematado por un barandado, en cuyos ángulos hay unos remates a modo de pináculos. De esta manera el cuerpo de base octogonal del campanario se integra con una gran fluidez en el conjunto. Los vanos de medio punto sirven para alojar las campanas, las pilastras que aparecen en las esquinas de encuentro de los planos o esa sucesión de frontones rotos en volutas coronados por óculos que consiguen un efecto equilibrado y de una gran majestuosidad. Todo ello en el caso de Oyón es rematado en su cúspide por el "Giraldón", que sirve para decorar una obra que produce, por su belleza y airosidad, una sensación agradable al espectador.
A Martín de Beratúa, natural de Abadiano (Vizcaya) y oyonés de adopción, se le puede atribuir gran parte de los torreones riojanos del típico modelo dieciochesco de lo que comúnmente se ha denominado "estilo riojano". Santo Domingo de la Calzada, Ábalos, las dos gemelas de la Redonda de Logroño, Briones, Labraza, etc.., son ejemplares, muy relacionados entre sí, pero la obra de la torre de Oyón difiero el atribuírsela ya que Martín de Beratúa murió en 1770 y la obra de esta torre construida sobre otras dos anteriores no dio comienzo hasta el año 1773.
Fueron sus dos hijos Manuel y Sebastián los que rápidamente dan comienzo a las obras y así en 1774 se había conseguido hacer el balcón volado que gira en torno al campanario. La fecha consta en una de las gárgolas que adornan las cuatro esquinas de la torre en forma de leones.
En otras dos gárgolas, aparece el menograma "M" de la Virgen María, se lee un "Viva" jubiloso, y en la gárgola restante aparece el anagrama "Víctor" como representación de los santos Patronos de la Villa: S. Vicente y Anastasio.
Prosiguen las obras con celeridad vertiginosa. La labor de orfebrería es digna de reseñar la ornamentación con sus calados y relieves, bustos, molduras, balaustres, columnas, jarrones, ventanales y óculos y, como colofón de este conjunto arquitectónico, treinta y dos agujas de piedra que sostienen otras tantas esferitas doradas de cobre.
Encima de las ocho ventanas rasgadas, próximas a la cúspide de esta majestuosa obra, pudo ya escribirse, la terminación:"Se dio fin a la Obra, Año de 1775".Como remate de la torre se había colocado en lo más alto una Giralda.