Situada en la parte baja de la ciudad, en sus muros se conservan restos de pinturas al fresco. El edificio de estilo Prerrománico asturiano, es del siglo IX y en él se mezclan elementos visigodos y romanos. La iglesia está compuesta por tres naves sobre pilares de mármol con bellos capiteles historiados.
Monumento Nacional, construido durante el reinado de Alfonso II el Casto con posterioridad al año 812. En el templo el monarca reprodujo los ambientes, decoraciones y ritos seguidos en los cenobios visigodos. Es una iglesia palatina que por los especiales rasgos personales de Alfonso II, un rey-monje, no es otra cosa que una suntuosa y monumental iglesia monástica.
Este es el monumento que mejor se ha conservado de la época de Alfonso II y uno de los más interesantes de todo el arte asturiano. Se sabe que formaba parte de una zona residencial de Oviedo en la época medieval. Hoy se encuentra ya dentro del casco urbano y ha sido restaurado por un ilustre arqueólogo local.
Con sus 30 metros de largo y 25 de ancho, es el mayor templo prerrománico que se conserva en España. Tiene planta basilical, con naves separadas por pilares y arcos de medio punto, más uno de triunfo que separa la nave central de la transversal. La cabecera termina en tres ábsides de perfil recto, como es típico en España, y cubiertas con bóveda de cañón. Las naves, en cambio, están cubiertas con armadura de madera. Todo el conjunto está iluminado magníficamente con ventanas adornadas con celosías, y produce sorpresa por su amplitud excepcional.
Al exterior encontramos dos porches-que acompañan siempre a los edificios asturianos y unos pequeños contrafuertes. Pero sobre todo llama la atención el juego de volúmenes. La libertad y grandeza con que se manejan estos espacios, totalmente nuevos, fue característica de la arquitectura asturiana, que en esta etapa pudo alcanzar unas proporciones en su alzado sin precedentes, gracias al uso de la cubierta de madera. Ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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