Su edificio se comenzó a levantar, sufragado por el pueblo, sobre planos del arquitecto Francisco Rabanal, inaugurándose las primeras instalaciones en 1895. En 1908 y según proyecto de José M. Pagasartundía y S. Ford se erigió la capilla; entre 1920 y 1924 el ala norte, colocándose la azulejería y el artesanado de la escalera en 1932, el mismo año en el que los jesuitas fueron expulsados de España por segunda vez. Tras ser convertido en Instituto estatal durante un tiempo, en 1936 volvió a ser ocupada por la Orden, aunque sirviendo en parte como hospital. Constructivamente se trata de un gran complejo con tres alturas realizado en ladrillo, que se articula en torno a dos amplios patios unidos entre sí por un espacioso pasillo. Su componente formal más destacado es el severo frontón de la fachada principal, de armoniosa composición rematada por un airoso cuerpo superior.