La rectilínea carretera que une Villanueva del Duque con Hinojosa roza tangencialmente el modesto caserío de Fuente la Lancha, como si temiera despertarlo. Bares y discotecas con guiños de neón se asoman a la travesía, aliándose con la velocidad y el progreso. Más adentro, el pueblo se aferra al sueño de las tradiciones mientras reza a Santa Catalina y a la Virgen de Guía, forastera de paso.
Fuente la Lancha -que significa piedra plana de poco grosor- surgió como aldea de la vecina Hinojosa del Duque en el primer tercio del siglo XV, y como ella, formó parte del condado de Belalcázar. En 1820 alcanzó el rango de villa y la independencia municipal.