En la zona de la actual ermita de San Antonio Abad, en el barrio de Vegueta, creció el núcleo originario de la ciudad. Muy pronto, el centro cívico se desplazó hacia la Plaza de Santa Ana, donde se establecieron los organismos político-administrativos y religiosos más importantes del Archipiélago. Desde Vegueta, la ciudad se alarga hacia Triana. El casco histórico de la ciudad alcanzó su perímetro histórico en el siglo XVI, y apenas tendría variaciones hasta bien entrado el XIX.