Pequeño pueblo que aparece sobre una meseta, rodeado de densos pinares, aunque dañados por oos incendios en los últimos años, al que se llega desde Anguita por carretera que atraviesa hermosos parajes y bosques.
Perteneció desde la reconquista al Común de Medinaceli, y luego, desde el siglo XV, estuvo en el señorío o ducado de la familia La Cerda, duques de Medinaceli. Siempre fue una pequeña aldea en la que sus escasos habitantes se dedicaron a la ganadería y al trato forestal con los pinos, que en esta comarca se utilizaban para recoger resina. En el siglo XIX sufrió un incendio que destruyó por completo el pueblo, siendo edificado a continuación, con ayuda de los obispos de Sigüenza.
Muestra en su diminuto perímetro un urbanismo limpio, de perpendiculares calles. Su iglesia parroquial es reconstrucción del siglo pasado, imitando las formas románicas pero sin demasiado interés artístico.