En el siglo XII en algunos documentos del Señorío molinés, aparece ya señalado este municipio.
Las salinas que existen en el mismo pueblo centraron la atención de los magnates en la Edad Media. Estas salinas son cedidas en parte al monasterio de Huerta por el conde D. Pedro Manrique de Lara. Pasando poco después al mayorazgo molinés de los Mendozas de Molina, condes de Priego a partir del siglo XV.
La iglesia parroquial es una estimable obra arquitectónica del siglo XVIII en su conjunto patrocinada su construcción por don Victoriano López Gonzalo y el obispo Fabián y Fuero.
A mediodía se abre el alto atrio con dos arcos sobre pilares, siendo la puerta de ingreso semicircular con moldurajes varios. El interior es de esbeltas proporciones y conserva algunos retablos muy interesantes de ver.
A lo largo del pueblo se distribuyen bastantes ejemplares de arquitectura popular, abundando sobre ellos las rejas e hierros de gran belleza. En las afueras del lugar, sobre la Rambla, se puede admirar una gran casona molinesa con buen número de portalones, rejas, escudos, etc.,