Su origen es indudablemente como aldea de la repoblación, en el siglo XII que vio la formación del Señorío de Molina. Se situó junto a algún castillo o torreón, quizás elevado por los árabes, y que ya por entonces estaba caída. Hoy no quedan restos de dicha fortaleza.
El pueblo es de edificios relativamente modernos, con sillar firme construidos, bien cuidados, urbanizado perfectamente. Sobre la plaza mayor, la iglesia parroquial, que sólo conserva en su portada, incluida dentro de un atrio estrecho, ciertos rasgos medievales, románicos rurales, mientras que el interior no ofrece nada llamativo, a excepción de un altar lateral, pequeño, con pinturas sobre tabla
En este municipio se encuentra, centrado un recóndito y magnífico valle, la finca de Arandilla, donde nace el río del mismo nombre.
Podemos encontrar también la ermita se llama de San Bernardo, y aún posee algunos altares de corte popular.