En el sur oeste de la provincia de Huelva, casi lindando con Portugal, el pequeño pueblo de San Silvestre de Guzmán se yergue como un oasis de tranquilidad y paz en medio de las cálidas tierras onubenses. Con una superficie que no supera los 50 kilómetros cuadrados, esta localidad cuenta con menos de 700 habitantes, número que desciende a medida que pasan los años debido al éxodo rural. Lo separan de Huelva capital unos 70 kilómetros, y tiene una densidad de casi 15 habitantes por kilómetro cuadrado.
Aunque el pueblo no es demasiado rico en patrimonio cultural, sí es cierto que cuenta con algún bien inmueble considerado como patrimonio arquitectónico, como la Iglesia del Rosario, parroquia del pueblo, o las propias casas que forman el conjunto de arquitectura popular de la zona. También cuenta con un antiguo molino que, a pesar de su mal estado de conservación, aún se mantiene en pie y se puede visitar.
El pueblo cuenta además con un entorno natural incomparable y envidiable, pues está rodeado de inmensos prados en los que perderse y desconectar del estrés de la ciudad y del día a día, y eso sin dejar a un lado las cercanas playas paradisiacas.