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Situado en el corazón de la Sierra Norte, en las estribaciones de Sierra Morena.
Un oráculo ordenó a los Tirios la ocupación de establecimientos comerciales en Hispania (tierra de conejos). Esta historia proviene del geógrafo Estrabón en su libro III, quien, a su vez, lo había tomado de Posidonio, el cual durante muchos años había vivido en Gades, ciudad fundada en la isla Afrodisia (nombre de la fiesta que se celebraba en Grecia en honor a la diosa Afrodita), de lo que también hablaron Veleyo Partéculo, Pomponio Mela y que corrobora el escritor Avenius en su "Ora Marítima" en uno de sus poemas.
Partiendo del establecimiento que habla Estrabón, se pusieron en marcha hacia el norte, hacia las montañas, cruzando los terrenos habitados en su parte baja y media por las tribus Ileatas y Etmaneas. Más arriba, ya metidos en la parte alta de Beturia, entre los ríos Ana y Tartesso, tropezaron con las primeras agrupaciones de celtíberos, que eran pobladores que se asentaban cerca de los ríos y riberas y habitaban cuevas para protegerse del frío y de la lluvia. Esta gente se dedicaba a la caza y a la pesca, de buen carácter, pacíficos y quizás eran de esta forma por la ignorancia de la existencia de minerales que los fenicios pusieron en explotación 650 años antes de Cristo.
La caída de Tiro dejó abierto a otros pueblos el mercado de Iberia, que se apresuraron a ocupar los griegos de Focea, que más tarde fueron relevados por la llegada de los cartagineses tras derrotar a las tribus Turdetanas y Túrdulas.
Hacia el año 208 a. C., los romanos iniciaron la lucha contra los cartagineses y dan principio a la dominación de la península. En tiempos del emperador Cesar Augusto, este núcleo de habitantes del que tienen pocas referencias anteriores toma legitimidad con el nombre de Augustobriga (ciudad de Augusto). La economía de esta villa se basaba en la labranza de las tierras, la caza, la pesca y la continuación de la explotación de minas que iniciaron los fenicios. Tenía castro fortificado, villas, quintas de recreo y tropas suficientes para ejercer el control y defensa de la calzada que facilitaba el paso de mercancías desde la meseta hasta el puerto de Ilipa (Alcalá del Río), compuestas de vinos, trigos, aceites, minerales y ganado. Representantes del Senado hacen cumplir las leyes y controlan las explotaciones de minas, que eran ricas y abundantes.
El Imperio iniciado por Augusto en el año 27 a. C. toma su recta final en el año 408 de nuestra era, lo que nos da la idea de que este pueblo comenzó a conocerse como tal sobre los años 30 a. C. A partir del 408 d. C., los Suevos, Visigodos y Alanos, tras ir derrotando a los romanos, van ocupando el país, menos la Bética que la ocupaban los Vándalos Silingos y que, posiblemente, serían los que cambiaron el nombre romano por el de El Pedroso, basándose en la profusión de canteras de piedras de granito (también llamadas piedra de porrilla) existentes en todo su término.
Desde el año 712 d. C. en adelante, con la conquista de los árabes, este pueblo pasa a ser zona estratégica. Levantaron el castillo de Montegil, formidable fortaleza desde la que se protegió la Vega del río Viar y los caminos que daban acceso a Extremadura y toda la Meseta Central. En la zona que ocupa el Colegio Público Cervantes parece ser que hubo otro castillo, y donde está la iglesia parroquial un recinto fortificado. Alrededor del pueblo cultivaron hasta algo más de treinta huertas, regadas unas con agua de pie y las más con norias de las que aún se conservan algunas. Estas norias y canales de riego han sido una de las huellas más significativas que los árabes han dejado a esta villa.
Pasaron siglos antes de que las tropas del rey Fernando III el Santo llegaran a este pueblo en el año 1247, donde después de la entrega hecha por el último Jefe árabe, se marcharon todos los que quisieron acogerse a las leyes que imponían los cristianos y que otros muchos aceptaron, pasando estos mudéjares a convivir con las gentes de los reinos de Castilla y León que repoblaron el lugar.
Después de que las tierras se repartieron entre el linaje real y el religioso en el s. XV, la iglesia de El Pedroso adquirió un papel independiente y preponderante ya que sus arcas eran de grandes proporciones. Desde 1408 a 1503, según el Diccionario de Historia Eclesiástica de España, aparece este pueblo como Vicaría, con la anexión de Alanís. Como parroquia deudora de diezmos no aparece ni en el Libro de Excusados ni en el Libro de Visitas, y consta en la vereda de Écija a Cazalla de la Sierra en la que estaba el arzobispado dividido.
Como dato anecdótico, se puede señalar que en febrero de 1525, pasaron y descansaron Isabel de Portugal y parte de su familia camino de Sevilla, para contraer matrimonio con Carlos I el día 10 de marzo. En el s. XVI, Carlos I extendió contrato con la Corona Española para la explotación de minas de este municipio durante diez años, por un coste de 162250 maravedíes.
en 1576, en la ciudad de Panamá, se otorga testamento por Isabel Montes de Ola, esposa de Francisco Fernández, natural de El Pedroso, para fundar capellanía en la ermita de Nuestra Señora del Espino y que con sus abundantes rentas se aplicaría la obligación de decir 119 misas anuales. El 10 de marzo de 1582, en la Ciudad de los Reyes, aparece en el Archivo de Indias el testamento de Diego Pérez Cabeza que otorga 11484 pesos y 4 reales de plata para fundar en la iglesia una capilla con retablo, lámparas, ornamentos y una Inmaculada que fue encargada a Juan Martínez Montañés en 1606 y entregada en 1608. Entre 1607 y 1632 se concede a este pueblo dos expedientes de roturación de tierras para la labranza. en 1649 la villa sufrió los estragos de la peste, lo que incrementó el índice de mortalidad.
en 1779, las dotes dadas a las doncellas para elegir estado, administrado por el Cardenal Delgado y Vargas, El Pedroso aporta 5500 reales para la dote de cuatro doncellas, que podían ser para la entrada en convento o para casamiento. No aparecía como perceptora de limosnas para "Pobres Ilustres y Distinguidos", ni limosnas en general ya que las atendía de sus propias arcas. Hacía uso de prestameras (proporción de renta) para estudiantes pobres en un total de 2268 reales. También la Iglesia ofrecía sustento a familias albarraniegas, familias que vivían en alquiler de un hospedaje.
En el Catastro de Ensenada, este pueblo aparece como Villa y Señorío Secular. en 1811 las tropas francesas a su paso por esta zona, saquearon los archivos municipales, dejando a un pueblo sin pasado.
En septiembre de 1817, se fundó una sociedad para explotar las minas de hierro de "El Fontanal", "El Cañuelo" y "Monteagudo", término de El Pedroso. Esta "Compañía de Minas y Agregados", se constituyó con doce socios, y al mes siguiente aumentó en veinte. en 1827 pasaron a explotar también las minas "Rosalino", "Juanteniente", "Rocalma", "Navalostrillos" y "Navalázaro". Era jefe de artillería Francisco Antonio Elorza. en 1868 se comenzó el ferrocarril desde Sevilla a Fábrica de El Pedroso, y se terminó en 1874, pero de El Pedroso a Fábrica de El Pedroso no se utilizó hasta el año 1883. La estimación de la calidad de los minerales fue formulada por Ferdinando Roemer, profesor de la Universidad Breslau en el año 1872.
Y como último acontecimiento significativo, en 1935, se inauguró el Colegio Público Cervantes, por obra de Aníbal González, el mismo arquitecto que realizó la Plaza de España de Sevilla.
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