Enmarcado en la comarca de Tierra del Pan, este municipio no sólo está plagado de encanto por cada rincón, sino que a la vez entremezcla monumentos emblemáticos que hacen honor a la tierra.
Uno de los productos típicos, que sin duda se convierte en regalo y recuerdo para los familiares, es el chorizo. Y eso acompañado con uno de los exquisitos vinos que nacen de las bodegas y viñas de la tierra, es sin duda, el mejor obsequio que le podemos dar no sólo a nuestro paladar sino también al estómago.
La llegada a un municipio de menos de 80 habitantes te asegura, casi al 100% que los tursitas van a tener una estancia agradable, silenciosa y tranquila. Pero no por ello, no habrá nada que hacer en el pueblo. Son muchos los lugares con encanto que se pueden visitar, para conocer su historia, su cultura, sus tradiciones.
Empezaremos por los monumentos. Si hay un edificio del que se sienten orgullosos es de la Iglesia de “San Esteban” que según marcan los documentos, data de 1609. Se encuentra en el cerro del pueblo, por lo que tendrás que hacer algo de senderismo para llegar a ella. Desde su campanario puede apreciarse la Sierra de la Culebra. Tampoco es de extrañar que en días despejados, desde este mismo lugar se vislumbren al final los montes de León.
En cuanto a las fiestas, tradicionalmente las de San Antón, a mediados de enero tenían mucha acogida. Aunque en la actualidad las que más importancia tienen son las de agosto, celebradas durante la primera o segunda semana.
Entre los fuentesinos más importantes destaca Pablo Morillo y Morillo un militar marino que luchó con la Armada Española en varios combates, donde destacan las batallas del Cabo de San Vicente y Trafalgar.