Hemos tenido el placer de alojarnos en la casa de Roser y ha sido maravilloso absolutamente todo. La casa es preciosa y súper acogedora, y está llena de arte (creado, en su mayoría, por su dueña).
Todo estaba impecable, bien cuidado y Roser ha sido amabilísima. Nos recibió con huevos cogidos de su corral, se ofreció a enseñarnos la granja con nuestra hija pequeña, y tuvimos el placer de ver su taller de escultura.
Sin duda, es un lugar al que –ojalá pronto– podamos volver.
Todo estaba impecable, bien cuidado y Roser ha sido amabilísima. Nos recibió con huevos cogidos de su corral, se ofreció a enseñarnos la granja con nuestra hija pequeña, y tuvimos el placer de ver su taller de escultura.
Sin duda, es un lugar al que –ojalá pronto– podamos volver.