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Que ver en Elda
La ciudad de Elda se encuentra situada al oeste de la provincia de Alicante, cuenta con un término municipal de 4486 Kilómetros cuadrados y limita al norte con la ciudad de Sax, al sur con la de Monóvar y Novelda, al oeste con Salinas y Monóvar y al este con Petrer. Su territorio está enclavado en el llamado Valle de Elda en el curso medio del río Vinalopó.
El conjunto urbanístico se encuentra limitado por conjuntos montañosos pertenecientes a los sistemas béticos en los que predomina la dirección suroeste-nordeste: la Torreta-Monastil, al norte ; sierra de las Pedrizas y de la Umbría, al oeste ; sierra del Cid, al este ; y el monte de Bateig, al sur, englobando dicho valle parte de los términos municipales de Monóvar, Petrer y Novelda.
La ciudad de Elda es en la actualidad un núcleo eminentemente industrial que ejerce como cabecera y capital funcional y administrativa de la comarca, unida con excelentes comunicaciones tanto en Alicante como en Madrid, además de la red de carreteras que la ponen en relación con el resto de la comarca.
Elda, es una ciudad con una configuración básicamente urbana, derivada de su carácter industrial y comercial y producto del desarrollismo desaforado de la década de los 60. Con la llegada de los Ayuntamientos democráticos se luchó por humanizar y hacer habitable un conglomerado urbano que, hasta entonces, cada vez lo era menos.
Para cualquier viajero que llegue a Elda por primera vez, la impresión primera será la de una ciudad hecha exclusivamente de asfalto, cemento y ladrillo. Será un engaño, un espejismo, porque Elda dispone de espacios y rincones dignos de ser, más que visitados, recreados, paseados a ritmo lento, parsimonioso, hasta conseguir el milagro de que el tiempo se detenga, siquiera un instante, una décima de segundo.
Así, por la calle Virtudes y la plazuela llamada del Castillo se puede acceder precisamente al Castillo-Alcázar de Elda, situado al oeste de la ciudad, sobre una meseta de 1900 metros cuadrados que culmina la colina desde la que se domina todo el Valle del Vinalopó. La fortaleza data de los siglos XII-XIII, y en los últimos años se han consolidado las estructuras que se conservan y se ha comenzado su reconstrucción. Las visitas al Castillo deben concertarse con el Museo Arqueológico Municipal.
Ya en plena ciudad, los enclaves urbanos de interés son más variados del o que pudiera pensarse en un principio. Vale la pena visitar la Casa Grande del Jardín de la Música, un antiguo chalet privado en pleno centro, rodeado de un jardín, que fue comprado y restaurado por el Ayuntamiento.
La Plaza Mayor, de reciente construcción, es un vasto espacio porticado en el que se combinan los locales comerciales con establecimientos hosteleros y de ocio. En la plaza Castelar, la de más solera del municipio, un monumento a Emilio Castelar recuerda la estrecha vinculación de Elda con el famoso orador y tribuno que fue presidente de la I República. En las calles Colón y Nueva se pueden admirar algunos edificios modernistas y neoclásicos y, en cuanto a jardines, los del río Vinalopó, llenos de encanto, son los más grandes de la provincia de Alicante, después de Elche. También existe un parque infantil, Cocoliche, avanzado y moderno que es capaz de satisfacer las ansias de juego de cualquier niño.
Otro lugar digno de visitarse es la Plaza del Ayuntamiento, recientemente remodelada y que es el punto de partida para la rehabilitación urbanística del Casco Antiguo que ha comenzado a llevarse a cabo y que transformará el barrio más antiguo de Elda en un espacio de atracción lúdica y de ocio con calles totalmente peatonales.
Por los alrededores de la ciudad también se pueden hacer algunas excursiones de evidente interés. El parque de San Crispín, ubicado en la pendiente sur del monte de la Torreta, junto a las piscinas municipales, engloba la ermita del Santo del mismo nombre y está equipado con fogones, barbacoas, fregaderos, mesas rústicas, juegos para niños y abundantes zonas de sombra que lo convierten en un lugar apropiado para disfrutar al aire libre.
En el extremo Este del monte de la Torreta se encuentra el Monastil, un importante yacimiento arqueológico ibero-romano que se asienta sobre otro de la Edad del Bronce (1800-1000 a. C.). El poblado se encuentra sobre un espolón rocoso a modo de acrópolis o ciudadela desde el que se ejerce el control de las vías de comunicación y de las tierras de cultivo. La civilización ibérica aparece en este lugar en los siglos V-IV a. C. y enlaza con la dominación romana a partir del siglo siguiente. Fue entonces cuando se configuró la ciudad a la que las fuentes latinas denominan Ello. Los Concilios de Toledo (s. VII) reflejan la existencia de una sede episcopal llamada elotana y que ha sido identificada con El Monastil por diversos historiadores.
Sobre el río Vinalopó, aguas arriba de la ciudad, se encuentra el Pantano de Elda, reserva de protección ecológica. La primitiva presa se construyó a finales del siglo XVII, aprovechando los escarpes del monte de la Torreta, con una longitud de 73 m., un espesor de 9 m. y una altura máxima de 14 m. El muro se desmoronó en 1793, como consecuencia de una riada, y casi cincuenta años después comenzaron las obras de construcción de una nueva presa que, con algunas interrupciones, se finalizó en 1890 y con una capacidad de 200000 metros cúbicos. Se trata de un muro escalonado con dos torres adosadas para compuertas metálicas, una lateral para salida de agua de riego, en la margen izquierda, y otra central para desagüe profundo. En la actualidad está fuera de servicio y sus compuertas están siempre abiertas, por lo que el agua discurre libremente.
Además de esta obra hidráulica, en el Pantano hay una de las comunidades de tarays (Tamarix gallica) más importantes de España. Esta planta fue utilizada en la farmacopea tradicional por su valor astringente. La presa del Pantano sirve para marcar el límite entre el Alto y Medio Vinalopó y sus respectivas comarcas.
Por último, un paseo exhaustivo por el término municipal de Elda debe incluir el monte de Camara, un vértice geodésico de tercer orden con 838 metros de altura. Es de bruscas pendientes y en su ladera se sitúa la mayor concentración de pinos de las conservadas en Elda. El caserío de Camara, emplazado en la vertiente Norte, ha sido tradicionalmente un núcleo de explotación agrícola, transformado en nuestros días en zona de segunda residencia que dista 4 km. de la ciudad, en el camino de Elda y Salinas.
Que visitar en Elda:
- Monovar
- Sax
- Petrer
- El Vinalopo Mitja