Que ver en Maranchón
En una de las máximas elevaciones de la sierra del Ducado, abierto a los fríos vientos del norte, pero con un clima sano de verdad, Maranchón es proverbialmente uno de los lugares más fríos de la provincia. Tiene en su derredor un paisaje adusto y seco. Esta situada en la N-211, a medio camino entre Alcolea del Pinar y Molina de Aragón.
Maranchón perteneció, desde la reconquista, al Común de Villa y Tierra de Medinaceli, y desde el siglo XV, estuvo bajo el señorío de los La Cerda, grandes duques de Medinaceli. Cuando durante el siglo XVIII este pequeño lugar fue tomando incremento en su actividad comercial, y aumentando progresivamente su número de habitantes, solicitó ser eximida de la jurisdicción de la villa soriana, consiguiéndolo en 1769, mediante cédula de Carlos III que le concedía el título de villa por sí, pudiendo ostentar justicia propia, y colocando de inmediato una "horca" en el cerro del Llano, y una "picota" con una cruz de hierro y cuatro escarpias, en el lugar denominado Las Heras. En general la población comenzó a dedicarse por entonces a la trata del ganado, muy especialmente al mular, recorriendo lugares los más diversos de España, con sus mercaderías y reuniendo grandes cantidades de dinero, que muchos aplicaron a construir grandes casonas en su pueblo. Por privilegio de Carlos IV, Maranchón contó desde comienzos del siglo XIX (1806) con mercado semanal los viernes, y gran feria anual del 8 al 12 de septiembre, que pronto se convirtió en una de las más famosas y concurridas de España. El crecimiento más notable de Maranchón ocurrió en la segunda mitad el siglo XIX y primeros años del XX: se construyeron numerosas viviendas conforme al estilo más moderno, de varios pisos todas ellas; algunas con patios o atrios delanteros, múltiples adornos en sus fachadas, grandes portones de piedra sillar y todo tipo de comodidades en su interior. El Ayuntamiento, muy rico, urbanizó perfectamente la villa, trazó calles rectas y cruzadas en ángulo recto, una gran plaza Mayor, un amplísimo recinto para el mercado semanal, un magnífico Ayuntamiento con torre y reloj de hierro, jardines públicos, una gran plaza de toros y muchos otros detalles que conferían a Maranchón el rango de una pequeña capital de la zona más alta del ducado. La mecanización de los últimos años hizo que el negocio de la trata de mulas perdiera su prosperidad, por lo que la inmensa mayoría de los maranchonenses emigraron, y, aunque todavía ricos y con prósperos negocios, la vida en el pueblo ha quedado apagada, y recorrer sus calles desiertas, contemplar sus magníficos edificios abandonados, supone un espectáculo fantasmal y triste.
Benito Pérez Galdós los describe en su Episodio Nacional "Narváez" a los tratantes "maranchoneros", recordados en Guadalajara como asíduos en todas ferias provinciales.
La iglesia parroquial, es obra moderna, del siglo XVIII, y presenta fuertes y cerrados muros de mampostería, con alta torre a poniente rematada en chapitel metálico. La puerta de acceso es muy simple, con arco adovelado, y en su interior pueden admirarse diversos retablos de época barroca, que forman un conjunto agradable de contemplar e interesante de tener en cuenta al considerar el arte de esta época, siglo XVIII, en el antiguo territorio de Medinaceli.
A poniente de la villa, no lejos de su caserío, y en un lugar de amables perspectivas, en un entorno arbolado, se levanta la ermita de Nuestra Señora de los Olmos, patrona de Maranchón, por la que todos sus naturales y vecinos sienten gran devoción. Dice la leyenda que en el año 1114, aproximadamente cuando la reconquista a los moros de la comarca, se apareció la Virgen encima de una sabina, y llevando en la mano un ramo de olmo, a un ganadero del lugar, y desde entonces, los maranchoneros, procuran estar en su pueblo el 8 de septiembre, la fiesta grande, a honrar a su Virgen de los Olmos, llegando allí desde cualquier parte, por muy lejana que fuese, donde estuvieren. El antiguo santuario fue reconstruido en el siglo XVIII, levantando el que ahora existe, con una torre rematada en gracioso chapitel de reminiscencias orientales.
Que visitar en Maranchon:
- Luzon
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