El puesto clave que Mochales ocupa en el valle del Mesa, siempre considerado como vía de las más principales en el tránsito de Aragón a Castilla, ha marcado su historia en los siglos pasados. Perteneció desde comienzos del siglo XII al Señorío de Molina, pues ya en el Fuero que para dicho amplio territorio elaboró en 1154 D. Manrique de Lara, se incluye a Mochales en él. En 1258, el infante D. Alfonso, cuarto señor de Molina, entregó Mochales en usufructo a su suegra D? Sancha Gómez quedando de todos modos controlado por la familia de los Lara y la corona castellana. A la muerte de Sancho IV, los pueblos del valle del Mesa, y entre ellos Mochales, pasaron a poder de la familia Funes (originaria de Navarra) quienes se apoderaron de ellos por la fuerza y amparados en la turbulencia de los tiempos. Bajo el señorío de esta familia, Mochales estuvo por Aragón a fines del siglo XIII, pasando a ser de Castilla en la centuria siguiente. En el siglo XV, a raíz de ser designados los Mendoza como alcaides del castillo de Molina, recibieron de los reyes castellanos algún señorío en este territorio. Mochales pasó a esta familia en dicha época, y quedó en ella durante largos siglos: los Mendoza de Molina, recibieron de los reyes castellanos algún señorío en este territorio. Mochales pasó a esta familia en dicha época, y quedó en ella durante largos siglos: los Mendoza de Molina, también condes de Priego y luego marqueses de Mochales, ostentaron el señorío de esta villa hasta el siglo XIX. Entre los hijos ilustres de Mochales figura la mártir carmelita, hoy beatificada, María Teresa del Niño Jesús y de San José, asesinada en la capital de la provincia el 24 de julio de 1936. En la parroquia existe un moderno retablo dedicado a María Teresa y a las dos compañeras de orden que perecieron en el mismo suceso.
Pueden admirarse los restos, ya mínimos, de lo que fue poderoso castillo sobre una roca que vigilaba al mismo tiempo el valle y el pueblo. En esa fortaleza residieron largas temporadas sus señores y alcaides: D. Pedro Carrillo de Mendoza murió en ella en 1556. Su traza, simple cubo de gruesos muros y difícil acceso, es paradigma de los castillos fronterizos molineses. La iglesia parroquial es edificio que preside, con su grandiosa arquitectu-ra, la plaza principal del pueblo, en el que una gran olma centra su ámbito, y algunos caserones típicamente molineses la dan escolta.