Viniegra de Arriba, limítrofe con Soria, guarda todo el encanto de los pueblos serranos de antaño. Sus casas de piedra -algunas del medievo-, sus empinadas calles empedradas, sus corrales en lo alto del pueblo, a cuyas puertas sestea el ganado, su fuente de tres caños.
Es uno de los pocos pueblos riojanos que no ha perdido la tradición trashumante que hace unos años practicaban casi buena parte de los ganaderos de las Siete Villas. De ahí la existencia de cañadas que atraviesan estos parajes.
Su economía se fundamenta exclusivamente en la ganadería, con más de dos mil cabezas de ovejas, un centenar de vacas y una treintena de yeguas. Su término municipal es idóneo para la práctica cinegética.