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Que ver en Cangas
El Ayuntamiento de Cangas de Morrazo ocupa la parte mas occidental de la Península del Morrazo y está situado a la entrada de las rías de Pontevedra y Vigo. Su privilegiada posición marítima hace que sea un ayuntamiento que tiene 39 Km. de costa y 31 playas, todo ello en 38,1 km² de superficie. Cangas aloja 5 Parroquias: Cangas, Coiro, Darbo, Hio e Aldán.
Bien comunicado a Cangas es fácil llegar desde Pontevedra siguiendo la carretera C-550 que en su recorrido pasa por las villas de Marín y Bueu. Desde Vigo por la autopista del Atlántico, cruzando el puente de Rande y cogiendo la salida de Cangas/Moaña. (Que lleva directamente a Cangas). Por barco, un viaje muy recomendado porque ofrece la oportunidad de ver Cangas y Vigo desde el mar. El trayecto dura unos 20 minutos. Los aeropuertos próximos son el de Peinador en Vigo a 30 Kilómetros y el de la vacolla en Santiago de Compostela a 75 Kilómetros. Ambos tienen conexión fácil con la autopista del Atlántico. Desde las estaciones de ferrocarril de Vigo y Pontevedra distantes unos 25 Kilómetros hay conexión fácil con los autobuses que llevan a Cangas.
Su clima es de tipo oceánico, húmedo, con inviernos muy suaves y con un veranos secos y cálidos. La temperatura media alcanza los 16º C; siendo la temperatura media en enero entre 10 y 12º C, y en los meses de verano entre 20 y 22º C. La pluviosidad media es de entorno a los 1200 mm. año, con una sequedad acusada en los meses de julio y agosto.
La Península del Morrazo, tiene una ocupación humana desde hace unos 120,000 años (Paleolítico Inferior), dado que el yacimiento arqueológico más antiguo de Galicia está en Gándaras de Budiño (Porriño), que dista unos 25 kilómetros y los grupos de cazadores paleolíticos tenían un carácter seminómada, por esto no es aventurado el presuponer que algún grupo habitara el Morrazo. Hay piezas aisladas de hachas de tipología Achelense halladas en la zona de Coiro y en Hío, hoy se conservan en el Museo Arqueológico de Vigo y en el Museo Masso de Bueu.
Sin duda el Neolítico, es el periodo con más huellas arqueológicas desde el 4º milenio a,C. Son afamados los yacimientos de A Cunchosa (Cangas), con fragmentos de cerámica y un crisol de barro refractario con escorias de cobre que alude sin duda a una incipiente metalurgia datada hacia el 2870 a, C. Hay además Mamoas (Piedras clavadas verticalmente en tierra, de forma circular o elíptica, cubiertas con losas y recubiertas de una coraza de tierra y piedra, que servían de sepulcros y dejan en el terreno el dibujo de una mama, de aquí le viene el nombre) en Chan de Arquiña, Chan da Cruz y Chan de Armada.
La Edad de Bronce aparece en Galicia sobre el 2000 a,C. En Cangas, este periodo destaca por un grupo de piezas del Bronce Final (900 750 a,C.) descubierto en 1913, con hachas, puntas de la nza, restos de un caldero y una espada. Estas piezas se guardan en el Museo de Pontevedra. Otra manifestación de este momento son los Petroglifos que son pinturas rupestres hechas sobre roca granítica con dibujos antropomorfos, ciervos y caballos, además de círculos y pequeñas cazoletas. Estos Petroglifos se hacen desde la Edad del Bronce y llegan incluso a la Edad Media. En el Morrazo son muy abundantes, destacando los de Outeiro del Río Loureiro en Aldán y el de la xe da Chan y Pinal do Rei en Cangas, aunque los mas interesantes se encuentran en Mogüelos (Donón Hio).
Durante la ocupación romana de Galicia, el Morrazo pertenecía al convento Bracarense (con capital en Braga) y la población indígena que habitaba estas tierras entre el rió Lérez y la ría de Vigo estaba incluida en la tribu de los Helleni, nombre que no debe inducir a creer que eran pueblos de colonización griega. Estos indígenas vivían en poblados llamados castros que eran murallas circulares o elípticas hechas de piedras y tierra en lugares altos, dentro había casas y constituyen los poblados de época prerromana y romana. En Cangas destacan los castros de O Castelo en Darbo, Liboreiro en Coiro y O Facho en Hío. En estos castros se encontró cerámica de época romana y aras romanas, dedicadas a dioses indígenas.
El nacimiento de la villa data de la primera mitad del siglo XV, muchos vecinos de las parroquias colindantes de Darbo y Coiro se asentaron en el frente marítimo; por eso aparecen referencias a que viven y ejercen su oficio de mareantes en el Puerto de Cangas. Su número llegaría a ser superior al de la parroquia de Darbo, articulándose entonces un incipiente núcleo urbano donde destacan dos barrios, O Señal e O Costal, núcleos primigenios de la villa.
En 1467, y debido al clima de anarquía política y los constantes abusos de la nobleza, Cangas se vio inmersa en una gran revuelta popular y antiseñorial conocida como la Segunda Guerra Irmandiña. Fue entonces cuando los sublevados derrocaron la Fortaleza de Darbo, perteneciente a la mitra arzobispal de Santiago.
La población empieza a ser citada como villa a partir del siglo XVI, cuando se levanta la iglesia que pasaría a ser Colegiata en 1545. En este momento se construyen otros importantes edificios como el Hospital, y se configura ya como cabeza de Jurisdicción del Morrazo, dotada de Regimiento (Ayuntamiento), con notarios, escribanos públicos, y jueces nombrados por el Arzobispo de Santiago. de él dependería Cangas desde entonces, y en ella cobraba medio diezmo por medio de fieles (inspectores de tributos) propios.
La segunda mitad del siglo XVI es la época de máximo esplendor basado en la exportación de pescado a Portugal, puertos andaluces y puertos del Cantábrico. A la vez, se convierte en centro importador de vinos de Andalucía y de vinos gallegos de Rivadavia que se consumen en la villa y se reexportan a puertos del Cantábrico. Esta actividad la hacen un nutrido grupo de burgueses que se enriquecen siendo mercaderes y exportadores de pescado salado (sardina) o seco (pulpo).
A comienzos del XVII la próspera economía de Cangas entra en crisis tras la invasión de piratas berberiscos en el año 1617; poco después aparecen en la villa un gran número de procesos por brujería, entre ellos el de María Soliña. En 1702, los vecinos vieron con pavor como una gigantesca escuadra anglo-holandesa se adentra en la ría, persiguiendo a una flota franco-española procedente de América cargada de inmensas riquezas. En prevención, las mayores riquezas habían sido trasladadas a otras villas y lugares próximos, pero esta vez Cangas se libró del saqueo. En cambio, otras poblaciones de la ría (como Redondela) fueron objeto de rapiña y pillaje por parte del enemigo, tras su victoria en la Batalla de Rande.
Del siglo XVII al XIX, la villa sigue siendo cabeza de Jurisdicción del Morrazo, donde la actividad principal sigue siendo la pesca que está controlada por el poderoso gremio de mareantes. Esta actividad sirve para el sustento de una empobrecida y creciente población de marineros. En las parroquias, la actividad fundamental será la agrícola, en donde el cultivo más novedoso es el maíz que se introduce a principios del XVII, y que desplazará al mijo, conviviendo con otros cereales como el centeno y trigo. El maíz será el causante de alimentar, aunque precariamente, a una densa población.
La población agraria cultivará tierras que son del directo dominio del sector eclesiástico y noble, que pagará foros por las mismas, que son percibidos por los señores medianeros (hidalgos de segunda fila que aforan tierras a campesinos). Después de 1750 la actividad industrial de salazón pasa a manos de los fomentadores catalanes que se instalan en Bueu y tienen fábricas en Aldán e Hío.
A comienzos del siglo XX, las salazones comienzan a dejar paso a las fábricas de conserva que llevarán el protagonismo de la actividad industrial, y después de 1939 se instala en Cangas el enorme complejo conservero de Massó que llegará a tener mas de 1000 puesto de trabajo y que entra en crisis en la década de 1980 hasta desaparecer.
Mar y montaña se combinan en este municipio que dibuja diferentes paisajes de la naturaleza. Pesca y agricultura, y varias industrias derivadas de ambos sectores, son las principales ocupaciones de los habitantes de Cangas que disfrutan en sus tierras de unos parajes incomparables entre playas, suaves montes y una costa llena de puntas.
Cangas es la capital de un término municipal que supera hoy los 24000 habitantes, y también de toda la comarca del Morrazo. Aquel que se acerque a conocerla comprobará enseguida como esta villa, una de las más hermosas de toda la costa gallega, acoge con exquisita cordialidad al visitante. Es sobradamente conocido el carácter abierto y afable de los cangueses, y ello se traduce en una hospitalidad muy poco común.
Destacar la gran riqueza de su patrimonio histórico-artístico. Vale la pena perderse por las estrechas callejuelas del Casco Antiguo, de resonancias medievales, y descubrir por doquier asombrosos ejemplos de arquitectura popular marinera, que sigue viva en sus múltiples variantes. Se topará también con preciosas y recoletas plazuelas de singular encanto, como la de Singulis la de O Costal, y con nobles edificios blasonados. Aunque sin duda lo que más impresiona es la excolegiata de Santiago, que data del siglo XVI. Es preciso visitar detenidamente este monumento, y admirar así su bella fachada renacentista, sus portentosas bóvedas góticas o sus tallas y retablos barrocos. A la salida, y tras descender por la Calle Real, llegará a la Alameda, en la que se conservan importantes obras escultóricas de artistas renombrados como Xoán Piñeiro o Francisco Asorey. y a pocos pasos, podemos contemplar O Reloxo, un antiguo aparato de predicción meteorológica construido a principios de siglo, y que era indefectiblemente consultado por todos los pescadores antes de hacerse a la mar.
Las calles de Cangas son alegres y b
- iciosas, como buen reflejo del temperamento de sus gentes, y gozan invariablemente de una gran animación. Ésta es mayor aún, si cabe, en los meses de verano y primavera. En esta época, todo el casco urbano se llena de concurridas terrazas, y tanto turistas como los vecinos de otras localidades aquí conviven, y se suman a las continuas fiestas y actividades culturales.
- Nerga
- Melide
- O Morrazo
- A Congorza
- Limens
- Rias Baixas
- Menduiña
- Canido
- Areamilla
- Moaña
- Vigo
- Bueu
Hoy en día, la villa es un centro urbano que depende en lo económico del área de Vigo aunque el sector de servicios es la actividad principal, sigue teniendo importancia el sector pesquero que pesca en los caladeros de Gran Sol y en caladeros de África. El futuro está en la apuesta por el Turismo y hay un elevado desarrollo del sector inmobiliario, porque su clima, playas, deportes náuticos y gastronomía hacen que sea la segunda residencia de numerosos visitantes.
Son muchos los atractivos de Cangas pero sus 35 playas son la joya, no es por la cantidad de lo que más presumen sus gentes, sino de la calidad, las de Cangas son auténticas playas de un blanco inmaculado o doradas por el sol, de finas arenas; otro de sus grandes alicientes es la diversidad, prestada por un litoral extraordinariamente fecundo, rico en matices. y es que en este privilegiado rincón de las Rías Baixas, cada tramo de costa no se parece a ningún otro, ofreciendo nuevas y sorprendentes sensaciones llenas de una gran belleza. Tal vez ese poder de fascinación resida, en gran medida, en la insólita circunstancia de que Cangas se asome no a una, sino a dos rías, cada una con su propia y marcada personalidad, pero ambas de una belleza inigualable. Sin olvidar las preciosas calas como Menduiña, Sartaxéns, Francón, Areacova, Arneles, Pinténs, Castiñeiras o Areabrava, bañadas por una mar en perenne calma.
Otro atractivo de Cangas es su gastronomía, los principales productos del mar consumidos y explotados en la zona son: el percebe, la navaja, la vieira, el erizo, el pulpo y todo tipo de peces. El percebe es el producto rey del marisco gallego y en estas aguas se cría, sin duda, el mejor del mundo. Todo ello se acompaña de un excelente vino albariño, que hará las delicias de su paladar.
Que visitar en Cangas de Morrazo: