Casas rurales en Castro Caldelas, Ourense

La villa de Castro Caldelas está situada en la provincia de Ourense.

Estas tierras presentan gran variedad geográfica ya que participan en la conformación de zonas de ribera y montaña, debido a su desnivel, que oscila entre los 1287 metros de la Sierra del Burgo a los 233 metros de la ribera del Sil.

Caldelas es un Ayuntamiento situado estratégicamente en la entrada oriental de la Ribeira Sacra, paso obligatorio a la estación de montaña de Cabeza de Manzaneda y al lado de la Sierra de San Mamede. Es por eso que desde allí se pueden comenzar innumerables rutas, tanto monumentales como paisajísticas, para visitar la zona y poder disfrutar de una de las comarcas más interesantes de la Galicia del interior.

El término municipal, de 16 parroquias y 86 entidades de población, se organiza en torno a la capital, Castro Caldelas que es, además, el centro histórico y funcional de Comarca de Terra de Caldelas.

El relieve del término municipal (87,63 km²) está construido sobre una penillanura paleozoica, en la que se modeló un territorio abrupto y montañoso que se configura en dos unidades geográficas. Al norte, el valle del Sil, que corre encajado en sentido noreste - sudoeste, entre terrenos pizarrosos, y fuertes desniveles: es la "ribeira caldelana", en la que se puede practicar tanto el senderismo, con numerosas rutas, como la caza y la pesca. Al sur, la Serra do Burgo, sobre sustrato granítico, en donde se alcanzan las mayores alturas (1200 metros) ; esta zona resguarda una importante reserva de fauna.

El río Edo, afluente del Sil por la izquierda, baña la mitad occidental del municipio en sentido sur norte y se encaja al pie de la villa caldelana, anticipando, así, su encuentro con el Sil y formando un paisaje espectacular, en donde se ha habilitado un área recreativa con playa fluvial y piscina.

El clima está influenciado por la altitud. Las temperaturas son muy frescas en los meses de invierno y cálidas en el período estival (24,8 ºC). El nivel de las lluvias es alto debido, probablemente, a la descarga de las masas de aire húmedo ante la gran pantalla orográfica situada al sudeste de la zona.

Caldelas, como toda la Ribeira Sacra, es el mejor reflejo de una pasado rico y dinámico. La historia del municipio parece que comienza en la época romana, como demuestran los restos de la antigua vía Braga - Astorga existentes en el término.

Se sabe que hasta el siglo XIV, Castro Caldelas fue villa de realengo. A partir de aquí, el rey Alfonso XI la otorgó, junto con todas las tierras caldelanas, a los señores de Lemos, que hicieron algunas reformas en la fortaleza preexistente.

En el siglo XVIII, el conde de Lemos heredó el ducado de Alba, uniéndose las dos grandes casas. Fueron los Alba, hace pocos años, quienes donaron el edificio al pueblo con la condición de destinarlo a fines no lucrativos.

Lo más importante es el conjunto de la villa, emplazada estratégicamente, con la fortaleza medieval que la remata. Hay que destacar el especial cuidado en mantener el estilo arquitectónico tradicional en las nuevas viviendas situadas en la zona más baja: galerías acristaladas y típicos tejados grisáceos de pizarra. En posición dominante está el castillo de los condes de Lemos, un símbolo para Castro Caldelas, que emerge sobre el excelso valle que rodea al conjunto. Su origen, posiblemente el siglo XIV - XV, se relaciona con el de la villa.

Ya hacia el norte es interesante visitar las iglesias parroquiales de Santa Tegra, desde donde se obtiene una panorámica hermosísima del valle, y la de San Paio, de fines del siglo XIV, además del monasterio de Abeleda, en estado ruinoso y descuidado, que fue uno de los centros monásticos más influyentes de la provincia.

Todos estos elementos aportan a estas tierras un encanto singular, remarcado por el bellísimo y casi mágico tajo del Sil. Las posibilidades de disfrutar del paisaje se concretan en el mirador natural de "Pena das Matacas", en Paradela, o el lugar de "Alais", que se convierte en un balcón natural sobre el valle.

En posición dominante está el castillo de los condes de Lemos, un símbolo para Castro Caldelas, que emerge sobre el excelso valle que rodea al conjunto. Su origen, posiblemente el siglo XIV - XV, se relaciona con el de la villa.

Ya hacia el norte es interesante visitar las iglesias parroquiales de Santa Tegra, desde donde se obtiene una panorámica hermosísima del valle, y la de San Paio, de fines del siglo XIV, además del monasterio de Abeleda, en estado ruinoso y descuidado, que fue uno de los centros monásticos más influyentes de la provincia.

Todos estos elementos aportan a estas tierras un encanto singular, remarcado por el bellísimo y casi mágico tajo del Sil. Las posibilidades de disfrutar del paisaje se concretan en el mirador natural de "Pena das Matacas", en Paradela, o el lugar de "Alais", que se convierte en un balcón natural sobre el valle.

La "fortaleza" constituye sin duda el símbolo más visible de historia caldela. Ubicada en la cumbre de "Cima de Vila" se destaca ante el viajero por su impresionante figura desde una primera vista, sugiriendo además atractivas y pintorescas vistas de las tierras de Caldelas, a las que sería una pena renunciar. Alzado en un sitio clave para la defensa y control del lugar, en una tierra fronteriza y antigua encrucijada de caminos, remonta sus orígenes históricos a los tiempos bajomedievales (probablemente construida entre los 1336-1343 por D. Pedro Fernández de Castro con la intención de someter a control sus nuevos dominios, así consta en una inscripción de la fachada datada en 1560).

Con todo, también se especula con la posibilidad de su existencia en época castrexa o tardoromana, pero de momento esto no pasa de ser una infundamentada hipótesis.

La primera mención refiere la toma del castillo en 1371 por parte de las tropas del Rey Henrique I, para someter y castigar el apoyo de D. Fernando Ruiz de Castro, señor de la fortaleza, a su enemigo dinástico Pedro I el cruel. Nuevas noticias aunque también confusas aparecen con motivo de la gran revuelta irmandiña en los años 1464-1469. Don Pedro Alvarez Osorio, primer conde de Lemos delegó en su único hijo legítimo, Don Alonso de Castro, la responsabilidad de defender y controlar la fortaleza "caldela" (1467). Sin embargo Alonso Soto contratado por la hermandad y al mando de una pequeña tropa derribó la torre del castillo. Esta tuvo que ser reconstruida rápidamente con mano de obra de vasallos del Conde de Lemos y de Abadía y Monasterios próximos, zonas implicadas en la revuelta. Se decretó además el pago de un impuesto en concepto de reparación para financiar al obra (2 reales de plata cada familia).

En la edad moderna el castillo se reconvierte en un pazo renacentista, como residencia fortificada para la alta nobleza, para lo que se le añaden más habitaciones.

En la actualidad es usufructo de castillo fue otorgado por la fundación de la Casa de Alba, al Ayuntamiento de Castro Caldelas, el día 14 de julio de 1992.

La planta de castillo es la de un polígono irregular, adaptándose a la orografía del lugar, conservándose casi todos los muros de la muralla, 3 torres cuadrangulares y el patio de armas. El foso desapareció.

En el muro norte se encuentra la puerta principal, de medio punto y con doble escudo de piedra: los dos lobos, símbolo heráldico del linaje de los Osorio, un león rampante símbolo del reino de León y un castillo símbolo del reino de Castilla. A la derecha de la entrada se levanta la torre del reloj con arco de medio punto. La torre del homenaje flanquea la puerta por el otro lado, siendo de planta rectangular.

Por la parte interior de la muralla discurre el llamado Camino de Ronda que enlaza con la casa del administrador y con la torre del reloj.

Son también destacables la presencia de un pozo o aljibe circular, así como también un corredor de madera sobre el patio.

Actualmente el castillo viene siendo objeto de sucesivas obras de reforma intentando recuperarlo para diversos fines turísticos y culturales.

Que visitar en Castro Caldelas:

• Ribas de Sil
• Ribeira Sacra
• Tierra de Caldelas
• A Teixeira
• San Xoan de Rio
• Rabacallos