Situado en la parte más occidental de la provincia, este municipio de 25 habitantes es uno de los más pequeños de Burgos. La despoblación a la que se ven afectados los municipios del interior de España ha hecho que sus lugareños abandonen estos lugares pequeños en favor de las grandes ciudades.
A pesar de su pequeño tamaño, hay varias construcciones que son de bastante interés para los lugareños y sus turistas. En primer lugar la Iglesia de San Pedro, reconstruida en el siglo XVIII y que ha ido transformándose, pasando por diferentes estilos. También es importante destacar la Ermita de Santa Ana, restaurada en el 2004 y situada en una nave con ábside rectangular.
Por otra parte una mención importante es la que merece el puente romano, uno de los lugares más emblemáticos para los propios habitantes y para todos aquellos peregrinos que se dirigen hacia Santiago de Compostela. Vinculado con el agua también tiene que ver el pozo romano, un pozo del que se abastece todo el pueblo.
Para terminar, muy recomendable es también el molino, una construcción que estuvo en funcionamiento desde el siglo XVIII hasta el XX, y que ahora continúa conservando la maquinaria, la estructura y los mecanismos de antaño.
Entre las fiestas más destacadas están las Cruces de Mayo, celebradas el primer fin de semana de mayo y Santa Ana, el 26 de julio.