Qué ver en Fuentelahiguera De Albatages

Como todos los pueblos de la comarca en que asienta, fue, desde su reconquista, de la tierra y Común de Uceda, pasando pronto al señorío que sobre ella formaron los arzobispos de Toledo, y dependiendo durante varios siglos, en lo jurisdiccional, de Uceda. En 1576, Felipe II enajenó de la mitra toledana este conjunto de pueblos campiñeros, poniéndolos a la venta. En 1581 compró Fuentelahiguera don Diego Mexía de Avila y Ovando. Y en 1593, y tras largo pleito de demandas, consiguió el pueblo el derecho de villazgo, siendo, pues, villa con jurisdicción propia desde el 1? de septiembre de dicho año.

El caserío, asentado en lugar llano, presenta todavía algunos curiosos ejemplos de arquitectura popular, en la que predominan el ladrillo, el sillarejo de canto rodado, y el barro y el adobe. Su casa-ayuntamiento tiene una bella torre con campanario de hierro de principios del siglo XX. Su iglesia parroquial, dedicada a San Andrés, es obra de comienzos del siglo XVII, cuando la villa cobró su autonomía. Edificio de ladrillo y sillarejo, sobre el muro sur presenta la puerta de entrada, -bajo un breve atrio con columnillas de capital dórico- que consta de un arco de medio punto, con dovelaje labrado, luciendo casetones y rosetas. El interior, grandioso y de una sola nave, con presbiterio elevado, presenta una cúpula sobre pechinas en el crucero. Se decoran sus bóvedas y frisos con yeserías barrocas. De los altares no quedó nada tras la guerra civil de 1936-39. Es digno de admirar un gran Cristo tallado en marfil, sobre un enorme colmillo de elefante, de tradición filipina, del siglo XVIII. Fue echado al fuego en dicha guerra, pero con ligeros deterioros pudo ser recuperado y hoy se admira en el presbiterio del templo. En su término municipal se puede ver todavía los mínimos restos de los que fue villa de Fuentelfresno, convertida hoy en finca de caza particular. Fue parte del Común de Villa y Tierra de Uceda, y por tanto del señorío de los arzobispos toledanos. Aunque declarada Villa a fines del siglo XVI y exenta de señorío y jurisdicción ajena, pronto tuvo que darse en venta a un señor particular, don Cristóbal Gómez de Sandoval, primer duque de Uceda, quien la adquirió en 1610. Poco después quedó la villa despoblada y comenzó la ruina de sus edificios. Pasó luego a poder de la Corona, y en 1819 Fernando VII la adjudicó al barón austriaco don Luis de Lebzeltern, cuyos herederos lo vendieron en 1860 al conde de Vega Mar, y de este a diversos propietarios hasta hoy. Se ven restos del caserío, y algunos muros de los iglesia que era un ejemplar medieval de indefinido estilo.