Que ver en Ocentejo
Fue lugar habitado desde la más remota antigüedad. En sus cercanías se han encontrado restos de castro y necrópolis celtibérica, especialmente en el lugar conocido por?el Castillejo?. También, y ya en la zona del antiguo camino real, que rodeaba el río por puente desaparecido en la Guerra de la Independencia, se han hallado restos romanos, especialmente lápidas mortuorias: hay una fuente que se denomina popu-larmente de?la Calzada?. Durante la Edad Media debió ser ocupado por grupos de árabes, y tras la reconquista de la zona, cuando toda la serranía conquense fue definitivamente recobrada por Alfonso VIII, este lugar quedó incluido en el Común de Villa y Tierra de Medinaceli, que por estos lugares llegaba hasta el Tajo. Posteriormente, en el siglo XIV, fue entregado este lugar a la familia conquense de los Carrillo de Albornoz, en la cual permaneció largos siglos. Ocentejo tuvo, desde entonces, el título de Villa. Aquí estuvo refugiada, una temporada, durante la Guerra de la Independencia, la Junta Provincial de Guadalajara, y los franceses que castigaban duramente la zona, en la que actuaba el Empecinado, volaron el puente y el castillejo que hay en el pueblo. En los cuarenta de este siglo, esta zona montuosa y de geografía tan abrupta fue lugar de refugio y actuación del?maqui?, restos del ejército republicano que durante algunos años hicieron la guerrilla contra el régi-men del general Franco.
El castillo de Ocentejeo (de?liliputiense? lo calificó el historiador Layna Serrano) asienta en una pequeña, aguda y altiva roca que preside el pueblo. Levantado quizás en antigüedad remota, fue fortificado por sus señores, los Carrillo de Albornoz, y construido de fuerte argamasa y sillarejo, no pasando nunca de simple torreón de vigilancia. Hoy sólo quedan escasas ruinas. La iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora es obra de escaso mérito, reconstruida en el siglo XIX, aunque al exterior muestra una bella espadaña de sillería con trazas barrocas. de su antiguo tesoro de orfebrería, aún puede admi-rarse una cruz procesional y una Custodia, ambas del siglo XVIII, barrocas, pero de buen arte. Los paisajes que pueden admirarse en el término de Ocentejo son hermosísimos, y las excursiones a este lugar de la serranía cifontina están siempre plenamente justificadas. El nombre del pueblo deriva de?hoz en Tajo?, esto es, una pro-funda hoz o cortada rocosa por donde discurre el río Tajo bravío y transparente. Aguas arriba, caminando por un sendero que asciende la margen derecha del río, encontramos el Hundido de Arma-llones desde aquí se contempla en toda su grandiosidad, pre-sidido por el picacho de?el Alar? y escoltado de una gran cascada y abundantísima vegetación. Por ese gran hundido pasó hasta el siglo XVI el río, pero en aquella época, por efectos de una gran crecida de las agwas, hubo un gran des-prendimiento, desviándose el curso del Tajo por donde pasa actualmente, y dejando seco su antiguo cauce, ahora conver-tido en este paradisíaco lugar, declarado?parque natural del Alto Tajo?, en el que toda su reserva ecológica de fauna, flora y paisajes, está protegida por el Estado. Algo más arriba del?hundido? y también en la margen derecha del río, encontramos las salinas de la Inesperada, una antigua explotación salinera que aprovecha las aguas de un arroyo salobre que da al Tajo. Se conservan perfectamente en todas las estructuras, aunque actualmente se hallan abandona-das y sin aprovechar. Los paisajes se suceden sin agotar la admiración del viajero. Sorprende también la fauna del entorno, compuesta por grandes colonias de buitres que ani-dan en los acantilados rocosos. Las aguas del Tajo son ricas en truchas y otras especies. Dice la tradición que en estas espesuras existió un monas-terio de caballeros templarios, que trajeron plantas exóticas y orientales a estos parajes, pero todo ello es simplemente una leyenda, sin ninguna base real.
Que visitar en Ocentejo:
- Señorío de Molina Alto Tajo
- Parque Natural del Alto Tajo
- Armallones
- Valtablado del Rio
- Canredondo
- Sacecorbo